Hay mas de 100 tipos de HPV pero solo algunos de ellos tienen afinidad por el aparato genitourinario femenino. La importancia de detectar la presencia del HPV en el aparato genital femenino, radica en que algunos de estos subtipos virales llamados “oncogénicos” pueden ocasionar a largo plazo cáncer de cuello de útero si evolucionan en el tiempo por no recibir tratamiento.
En los tipos de HPV que tienen predilección por el aparato genital, la vía de mayor contaminación es la sexual en cualquiera de sus formas, aunque también pueden adquirirse por el uso de ropas intimas, toallas, jabones contaminados, instrumental médico no esterilizado y por transmisión de la madre al hijo durante el parto.
El uso del preservativo disminuye el riesgo de contagio solo parcialmente, ya que pueden existir lesiones fuera del área que cubre el preservativo.
La recomendación es comenzar con los controles ginecológicos después de 1 a 2 años de iniciadas las relaciones sexuales, o a los 21 años o lo que ocurra primero, salvo que se trate de una paciente con factores de riesgo en cuyo caso los controles comenzarían antes.
Existen actualmente dos tipos de vacunas profilácticas para el HPV, una cubre para dos tipos virales (bivalente) y la otra para 4 tipos virales (cuadrivalente). Para lograr una máxima protección las vacunas deberían administrarse antes del inicio de las relaciones sexuales.
Es importante remarcar que el hecho de no tener síntomas o no ver lesiones en la piel y mucosas genitales no descarta la posibilidad de tener HPV y que la colocación de la vacuna no exime de la necesidad de los controles ginecológicos periódicos (papanicolaou, colposcopia y si amerita tests de ADN viral).
Dra. Mercedes Menso
Ginecóloga – Especialista en Tocoginecología
MP. 26180/5 – ME. 11909